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Qué tan bien conocemos las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y por qué a pesar de la información disponible, siguen siendo un desafío de salud pública con implicaciones serias, a menudo silenciosas?


Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) representan uno de los problemas de salud pública más importantes a nivel mundial, no solo por su alta frecuencia, sino también por las complicaciones que pueden causar si no se diagnostican y tratan a tiempo. A pesar de que contamos con abundante información sobre su transmisión, prevención y tratamiento, siguen constituyendo un desafío debido a diversos factores sociales, biológicos y estructurales.


Las ITS son causadas por bacterias, virus, parásitos y hongos que se transmiten principalmente a través de relaciones sexuales sin protección. Incluyen infecciones curables, como sífilis, gonorrea, clamidia y tricomoniasis, así como otras crónicas o incurables, como VIH, herpes simple, hepatitis B y el virus del papiloma humano (VPH). Muchas personas pueden estar infectadas sin presentar síntomas, lo que favorece la transmisión silenciosa si no se realizan pruebas de forma periódica.


A pesar de que sabemos cómo prevenirlas y tratarlas, las ITS persisten por varias razones. Una de las principales es que muchas de ellas cursan de manera asintomática, por lo que quienes las portan pueden no saberlo. Además, el estigma y la vergüenza que aún rodean la sexualidad dificultan que muchas personas busquen pruebas o atención médica. La falta de educación sexual integral también influye, ya que no siempre se ofrece información clara, práctica y basada en evidencia. A esto se suman desigualdades en el acceso a servicios de salud, la percepción de bajo riesgo, la resistencia antimicrobiana en algunas infecciones como la gonorrea y los cambios en los patrones sociales y tecnológicos que modifican la dinámica de las relaciones sexuales.


Las ITS se transmiten por contacto sexual sin protección con una persona infectada, a través de fluidos corporales como semen, fluidos vaginales o sangre, y también mediante lesiones o mucosas. Algunas infecciones pueden transmitirse por compartir agujas, de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia, o por transfusiones no seguras. Los síntomas dependen del agente causal y pueden incluir flujo genital anormal, ardor al orinar, llagas, verrugas, ampollas, dolor pélvico o sangrado inusual. Sin embargo, la ausencia de síntomas no descarta una infección, lo que resalta la importancia de las pruebas diagnósticas.


El diagnóstico se realiza mediante pruebas de laboratorio como serologías, test rápidos, cultivos o PCR, según la infección sospechada. Las ITS bacterianas y algunas parasitarias se tratan con antibióticos o antiparasitarios, mientras que las virales se controlan con antivirales y seguimiento médico, buscando reducir los síntomas, las complicaciones y la transmisión. Por ello, es esencial realizar pruebas periódicas, especialmente en personas sexualmente activas con más de una pareja.


En la prevención, el preservativo es una de las herramientas más efectivas y accesibles. Su uso adecuado y constante actúa como barrera física que impide el contacto directo entre fluidos corporales y mucosas, reduciendo así el riesgo de transmisión de infecciones como VIH, gonorrea, sífilis, clamidia, herpes y VPH. Aunque no ofrece protección absoluta sobre todo en ITS que pueden transmitirse por contacto piel con piel disminuye significativamente el riesgo. Además, es un método anticonceptivo que previene embarazos no planeados, siendo doblemente protector. Es económico, accesible y promueve la responsabilidad y comunicación entre parejas sexuales.


En conjunto, las ITS siguen siendo un desafío no por falta de conocimiento científico, sino por la interacción de múltiples factores: su carácter silencioso, el estigma, la falta de educación sexual integral, las barreras de acceso a la salud y cambios en los comportamientos sociales. Prevenirlas y controlarlas requiere información clara, uso constante del preservativo, pruebas regulares, vacunación cuando esté disponible y una actitud responsable frente a la sexualidad.


 Hablar de sexualidad también es cuidar la salud. El placer es mejor con protección.

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